La Enigma A – B -H

La Enigma A – B -H

 La Enigma A

La historia pública de esta «familia» comienza en 1923, cuando una empresa berlinesa, la Chiffriermaschinen Aktien-Gesellschaft, presentó en el congreso de la International Postal Unión que se celebraba en Berna una máquina de cifrado que denominaron Enigma A.

La Enigma A de 1923, la primera máquina cifradora de una larga serie cuyo nombre ha entrado en la historia

En 1918, Scherbius y su socio habían intentado comercializar la Enigma por su cuenta, y para ello habían fundado la compañía Scherbius & Ritter, que la ofreció a la Armada Alemana, la Reich-Marineamt, a un precio de 4. La máquina fue también probada por el Departamento de Asuntos Exteriores, el Suswärtiges Amt, que de igual forma rechazó la compra. Mientras tanto, Scherbius se quedó sin capital para continuar con el desarrollo de la máquina y decidió vender las patentes a la compañía alemana Gewerkschaft Securitas.

Funcionamiento

Un rotor es básicamente un cilindro que en sus dos caras planas dispone de sendos círculos de contactos metálicos, normalmente 26, que corresponden al número de caracteres del alfabeto internacional. Sin embargo, los contactos enfrentados de ambas caras no están conectados entre sí de forma paralela, sino que por ejemplo, si tomamos las sustituciones en número de orden que se dan entre nuestro «ALFABETO ORIGINAL» y el «ALFABETO SUSTITUTO-1», el contacto 1 de la cara de entrada estaría conectado al 13 de la de salida , el contacto 2 de la entrada estaría conectado al 15 de salida y así, como muestra el siguiente gráfico, podríamos encontrar las equivalencias o saltos sucesivos hasta llegar al 26. Diagrama esquemático de una máquina cifradora de un solo rotor, insertado entre un teclado y un panel indicador de bombillas. Vemos también el rotor con sus respectivos contactos en cada cara y las interconexiones que crean el cifrado por sustitución, aunque por problemas de espacio en el dibujo sólo he incluido 13 de los 26 contactos que corresponden a los 26 caracteres del alfabeto completo. El eje de giro del rotor está representado en verde, y podemos darnos cuenta como al girar este elemento, el «camino eléctrico» entre el alfabeto de entrada y el de salida cambia por completo, lo cual constituye la esencia de este cifrado. El mismo rotor, mostrando los contactos de salida y la muesca que provoca el arrastre del siguiente rotor.

Un extraño enigma sobre los orígenes de la máquina de rotores

Hebern en Estados Unidos, por Hugo Alexander Koch en Holanda y por Gerhard Damm en Suecia. Algunos aseguran incluso que Scherbius y Ritter se habrían inspirado en los trabajos de Koch para crear la Enigma… Y, sin embargo, como descubrió otro experto llamado Karl de Leeuw, puede que la realidad sobre el origen de estas máquinas sea algo más compleja.

El sueco Gerhard Damm y una de sus máquinas cifradoras de sustitución poli alfabética

Investigaciones más recientes indican que la primera máquina cifradora eléctrica de rotores fue en realidad diseñada en 1915, en plena Primera Guerra Mundial, por dos oficiales coloniales holandeses llamados Theo Van Spengler y R. Van Hengel, que encargaron al ingeniero mecánico W. Por desgracia, ni los planos ni ninguna de estas máquinas se han conservado, pero existen referencias que sugieren una gran semejanza en el modo de funcionamiento de la Enigma A. Por este motivo, después de un año y medio de insistencias, en septiembre de 1919 Spengler y Van Hengel decidieron seguir su propio camino y patentar la máquina para producirla comercialmente, pero entonces la misma Armada que la había rechazado hizo pública su oposición a que se formalizara el registro, iniciando una campaña de prensa que incluía unas inusitadas declaraciones del ministro de Marina contra la «deslealtad» de los militares implicados. Tal oposición paralizó el trámite legal, pero sólo un mes más tarde, cuando hacía pocos días que un tal Hugo Alexander Koch había patentado una máquina semejante, la Armada cambió de postura y autorizó el procedimiento. Al saber que otro se les había adelantado por tan poco tiempo, la sorpresa de Spengler y Van Hengel fue mayúscula, pero la sensación se trocó muy pronto en estupor y enfado cuando, según sus declaraciones, descubrieron que en realidad la máquina de Koch no era únicamente semejante, sino que era la misma que ellos habían presentado. A partir de las sólidas sospechas que este personaje hubiera podido robar el invento a los militares, medio siglo más tarde, el matemático de la Universidad de Stanford Karl de Leeuw descubrió una serie de datos esclarecedores, como que Koch sólo era un aficionado a la mecánica, y ninguno de sus familiares o allegados tenía noticias que hubiera estado trabajando en algo relacionado con el cifrado de mensajes, así como tampoco que construyera ningún prototipo ni parte alguna de la compleja máquina cuyos planos había registrado. Y a todo eso sumó la reveladora casualidad que Koch resultó ser cuñado de Huybrecht Verhagen, uno de los abogados del bufete Vereenigde Octrooibureaux que tramitaba la patente Spengler-Hengel y que por tanto podía haber tenido pleno acceso a los planos y a la memoria descriptiva. Fuera uno u otro caso parece que Koch vio la oportunidad de quedarse con todo el pastel y retuvo la autoría legal de la máquina de cifrado, e incluso en 1923 ganó a Spengler y Hengel un pleito en última instancia por la paternidad de la máquina. El hecho que el presidente del Tribunal de Apelación era la misma persona que cuatro años antes ocupaba la cartera de Ministro de Marina cuando se opuso a permitir la patente del invento hasta que estuvo en manos de Koch, y que el bufete de abogados implicado tenía entre sus principales clientes a este ministerio, añade más elementos de sospecha a esta extraña historia, pero… ¿la cosa acabó aquí?…Pues no, porque entonces surgió un factor imprevisto en que los alemanes tuvieron algo que ver. Resulta que el 5 de mayo de 1922 Koch vendió la patente a una empresa constituida justo el día anterior, la N. Ingenieursbureau Securitas, de la que él aparecía con una propiedad del 40%, pero el control de 60% restante y por tanto de la propia empresa estaba a nombre de inversores alemanes, que eran, como no, la Gewerkschaft Securitas ligada a Arthur Scherbius. Puede que los alemanes le compraran a Koch la idea de la futura Enigma, o que simplemente participaran en el negocio para controlar los movimientos del holandés y evitar una posible competencia.

La Enigma B

Era una máquina de cifrada electromecánica basada en un rotor, introducida a finales de 1924 por Chiffriermaschinen Aktiengesellschaft en Berlín. Al igual que su predecesor, el Enigma A, que utiliza bombillas para su producción, y por lo tanto era conocido como un Glühlampenchiffriermaschine. Se fue de corta duración, y se convirtió rápidamente en el enigma C. Modelo posterior del Enigma B tal como lo compró el SGS sueco en 1925. Enigma B es también la primera máquina Enigma en la cual el rotor más a la derecha avanza automáticamente cuando se presiona una tecla. Por esta razón, elAntriebstaste – presente en el Enigma A – falta. Las diferencias entre las dos versiones son tan grandes, que la posterior podría ser visto como un cross-over a la Enigma C.

Enigma B – Mark I

La primera versión del Enigma B estuvo disponible en noviembre de 1924, y se describe con cierto detalle en la correspondencia entre el fabricante. De adelante hacia atrás, hay 26 teclas, divididas en dos filas, tres ruedas de cifrado, de las cuales la más a la izquierda es un reflector móvil y 26 lámparas, impresas con el alfabeto en blanco sobre un fondo oscuro. Al presionar una tecla, el rotor más a la derecha se mueve a la siguiente posición antes de que los contactos del interruptor se cierren y se encienda una lámpara. El Enigma B propuesto con 26 teclas y 26 lámparas. El período de cifrado de esta máquina se describe como aprox.

Enigma B – Mark II

El precio unitario para las cantidades bajas de la máquina era de ℛℳ 650. Al comprar 10 unidades o más, el precio caería a ℛℳ 490, y para 50 unidades o más, el precio unitario era tan bajo como ℛℳ 450. En enero de 1925, elSGSrealizó un pedido de dos de estas máquinas Enigma B. Las máquinas no estaban listas a tiempo, pero según los informes, se retrasaron debido a las sugerencias hechas por el capitán Gyllencreutz delSGS, probablemente relacionado con la adición de una rueda de cifrado adicional y el uso de letras suecas en el teclado. Además, se modificó la posición de las ruedas y el panel de la lámpara.

Enigma B con 28 cartas entregadas al SGS en abril de 1925.

Los cambios que se hicieron en el diseño original del Enigma B son significativos. El panel de la lámpara está ahora en el centro de la máquina, mientras que las ruedas se han reubicado hacia la parte trasera.

La Enigma H

Fue el último modelo de la gama de máquinas Schreibende Enigma. Fue introducido en 1929 como el sucesor del Enigma Schreibende de 1926 y fue utilizado principalmente por la Wehrmacht alemana, donde la máquina era conocida como Enigma II. El número de modelo oficial del Enigma H era H29 y el designador interno utilizado por el fabricante era Ch. La Reichswehr se refirió a ella como Enigma II. La máquina tenía ocho ruedas de cifrado, pero solo cuatro de ellas se usaron para la codificación real de las señales eléctricas. El Enigma H imprimió directamente en papel, usando barras de empuje, pero no era muy confiable. El único ejemplo que se conoce actualmente es el Museo Militar de Budapest. El Enigma H fue el último Enigma de impresión antes de que la máquina de la lámpara incandescente se hiciera cargo por completo.

Controles y características

La siguiente imagen ofrece una descripción general de los diversos controles de la máquina. La máquina en sí misma parece una máquina de escribir eléctrica bastante voluminosa y mide aprox. Cuando no esté en uso, normalmente se colocaría una campana de madera sobre la máquina para protegerla del polvo. La máquina podría transportarse sacando dos agarres de metal en la parte delantera y trasera.

La máquina está alimentada por una fuente de alimentación de CC de 80-90 V que está conectada en la parte posterior. Se ha eliminado de la máquina que se muestra aquí. Un indicador en la parte superior izquierda del teclado mostró que la alimentación estaba encendida. Cabe señalar que la máquina no está accionada por motor, pero que es operado completamente por medio de solenoides eléctricos. Como resultado, la máquina solo hace ruido cuando se presiona una tecla, y las teclas presionadas son ‘suaves’.

Húngaro H-221

Los húngaros ordenaron un número desconocido de máquinas H29 con una conexión de impresora, y 24 modelos Enigma G31 con un zócalo para la conexión a las máquinas más grandes. Esta máquina de cifrado más tarde resultó ser el extremadamente raro Enigma H29. Falta el interruptor de encendido Vista del lado izquierdo del teclado. Panel lateral perdido Máquina número dos en el inventario del ejército húngaro. El otro número es el número de identificación del museo. Actualmente se desconoce cuántas máquinas H29 fueron compradas por los húngaros. Ravasz en el Museo, el ejército húngaro tenía tres máquinas en su inventario al mismo tiempo. Cada máquina estaba marcada con un gran número, y el H-221 llevaba el número 2 en su panel posterior. Un año después de nuestro redescubrimiento del Enigma H-221, el 31 de julio de 2013, visitamos Budapest nuevamente para ver qué había sido de este raro miembro de la familia Enigma.